lunes, 18 de abril de 2011

Anatotitan

Significa pato gigante. En las fértiles tierras bajas donde vivía había montones de sabrosos matorrales. Las marismas y los ríos abundaban en la región, pero prefería buscar su alimento en tierra firme. Era tan largo como tres coches en fila y pesado como un rinoceronte, equivalente a 2 toneladas. Debido a su tamaño era demasiado lento para vencer a los rápidos carnívoros a la carrera, por lo que posiblemente se zambullía en aguas poco profundas para escapar. Los dedos de sus patas delanteras estaban unidos por una membrana formada de piel. Parecía llevar mitones, y en el agua usaba las patas delanteras como aletas. Con su ancho pico sin dientes, podía recoger grandes bocados de comida. Cortaba las ramas duras con el borde del pico córneo, afilado como el de las tortugas. En la zona posterior de su boca, hasta mil fuertes dientes le ayudaban a masticar las ramas y piñas ablandándolas lo suficiente para engullirlas. A diferencia de otros hadrosáuridos, no tenía cresta en la cabeza. Su hocico comprendía la mitad de la longitud del rostro aplanado. Tenía pequeños dientes en forma de rombo. Por sí solos parecían débiles y quebradizos, pero en el interior de su boca había cientos de estos pequeños dientes pegados unos a otros por una especie de cemento óseo. Así se creaba una vasta superficie irregular que actuaba como una piedra de molino para triturar las plantas. Como el Hadrosáurido Anatosaurus carecía de cresta tubular en el cráneo. En cambio, tenía una especie de bolsas a los lados de la cara. Es posible que pudiera hincharlas como hace el elefante marino con las partes blandas de su hocico. El resultado era probablemente un fuerte bramido que ahuyentaba a los intrusos. Algunos hadrosáuridos tenían pliegues de piel que podían hincharse como globos. Otros tenían crestas tubulares huecas, que normalmente se comunicaban con las fosas nasales y el dinosaurio podía emitir sonidos o llamadas a mayor volumen. Quizá lo hacía para desanimar a los rivales, o fuera su manera de saludarse. Pasaba la mayor parte del tiempo en tierra firme, y no siempre podía zambullirse a tiempo a tiempo en el agua para huir de los depredadores, pero empleaba sus desarrollados sentidos para anticiparse al peligro. Tenía ojos grandes y probablemente divisaría a un depredador al acecho desde cierta distancia. También utilizaba su agudo oído como dispositivo de alarma. Algunos científicos creen que este y otros hadrosáuridos poseían también un buen olfato. Quizá buscaba seguridad en la compañía de otros, hay pruebas de que este y otros hadrosáuridos se desplazaban en grupos. Estudiando las pisadas y la dirección de las huellas, los científicos han descubierto que un gran número de individuos del mismo grupo se desplazaba a la vez. Probablemente, no abandonaría voluntariamente la seguridad del rebaño. Medía hasta 12 metros de longitud. Vivió en el Cretácico superior, en Norteamérica.